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La acción lo cura todo.



La vio al momento de entrar al bar. Recargada junto a la barra, era de las mujeres mas bellas que había visto en toda su vida. Alta, pelo corto, ojos claros, y una sonrisa que cautivaba a cualquiera que tuviera la fortuna de verla. Miles de ideas y escenarios empezaron a rondar por su cabeza, tal vez su peor enemigo en ese momento.


En cada uno de los escenarios, algo salía distinto, algo no funcionaba de la manera que el esperaba. ¿Y si digo algo equivocado? ¿Y si no le gusta como vengo vestido o como me veo? La simple idea de caminar a través del bar lo empezaba a poner nervioso. Su corazón comenzó a latir cada vez mas rápido, sus músculos se tensaban, las manos le empezaban a sudar al imaginarse todo lo que podría salir mal.


Sus amigos, como lo hacen todos los amigos, lo empezaron a molestar por no tener el valor de hacerlo, de pararse y hablar con ella. Le pareció chistoso como cada uno de sus amigos lo molestaba por no hacerlo, pero a la vez, ninguno de ellos se atrevió a dar el primer paso. Porque es muy fácil hacer eso.


Es muy fácil criticar a los demás cuando no lo intentamos nosotros.


Es muy fácil burlarse cuando los demás fallan desde la zona de confort en la que nos encontramos.


Es muy fácil opinar y decirle a la gente lo que debe hacer.


Es muy fácil solo hablar.


Lo difícil es tomar acción. Lo difícil es poder respaldar todo lo que dijiste que harías con actos y no solo con palabras. Esta es la diferencia entre la gente exitosa y la que no. Sustentan cada una de sus palabras, cada una de sus promesas, cada una de sus ideas con actos, resultados y cumpliendo cada una de las metas que se impusieron a si mismos.


Lo difícil es tomar acción.

Dejo ir toda la critica y se concentro en lo que el debía hacer. Se dio cuenta que, si los demás opinaban, criticaban o se burlaban en caso de fallar, no importaría. Lo único que lo podría hacer sentir mal, seria el no intentarlo, seria el no darse la oportunidad de conocer a esa mujer por cualquier creencia limitante, por cualquier miedo. Porque al final de cuentas nos arrepentimos más de lo que no hicimos o dejamos de hacer que de haber fallado. Existen dos tipos de dolor, el dolor de la disciplina o el dolor del remordimiento. Y siempre es más doloroso el remordimiento.


Un plan de acción se empezó a juntar en su cabeza detallando cada paso que iba a dar, cada pisada, cada palabra, cada gesto, cada movimiento sincronizado en perfecta armonía para conseguir el resultado. Se levanto de la mesa. Y en ese instante, fue como si su cuerpo entrara en modo zombi, y por un momento, dejo de pensar. El detallado plan de acción que había elaborado en su cabeza desapareció. Con la desaparición del plan, volvió a sentarse y volvieron los nervios.


Existen dos tipos de dolor, el dolor de la disciplina o el dolor del remordimiento. Y siempre es más doloroso el remordimiento.

El plan de acción perfecto no existe. La estrategia inequívoca que creamos en nuestras cabezas solo es posible ahí, en nuestras cabezas. Lo único que podemos hacer es dar el primer paso. Dar un salto de fe a lo desconocido creyendo que todo va a salir bien. Y en caso de que no, saber que dejara una gran lección y nos preparara para cualquier oportunidad más adelante. Porque así es como funciona y así es como hemos logrado todo en nuestras vidas, empezando y ajustando en el camino. Cada error, cada fallo, cada victoria nos indica que funciona y que no. De esta manera, guiarnos hasta conseguir cualquier meta.


“Da tan solo un paso”, se dijo a si mismo. Sintió la pesadez de su pie derecho al pararse de la silla. Paso número dos. Su corazón empezó a latir cada vez mas rápido, podía sentir cada latido a través de la camisa. Cada paso se sentía mas corto que el pasado, cada paso parecía costarle cada vez más. El sudor comenzó a bajar por su frente haciendo de cada segundo una eternidad. “Solo un paso más”, repitió nuevamente.

“Da tan solo un paso”, se dijo a si mismo.


Ver la meta final puede hacer dos cosas, motivarnos o hacernos sentir abrumados al ver todo lo que nos falta por hacer. Pero debemos concentrarnos en lo que podemos hacer hoy, debemos concentrarnos en dar tan solo un paso más cada día. La gran meta que tenemos será mucho mas sencilla si la dividimos en pequeños pasos que podemos dar diariamente. Sin darnos cuenta, veremos lo mucho que hemos avanzado, lo mucho que nos hemos acercado, dando tan solo “un paso más”.


Se acerco a la bella mujer recargada a lado de la barra. Y casi por accidente, una palabra salió de su boca “hola”, y con esa palabra, con esa pequeña acción, desaparecieron todas las dudas.


Desaparecieron todos los temores.


Desaparecieron todas las creencias limitantes que tenía.


Desaparecieron todas aquellas voces que le decían que no seria capaz de hacerlo.


Todo esto fue intercambiado por una platica amena con una persona más. Vio que todo estaba en su cabeza. Vio el poder que tiene tomar acción. Todo lo que creyó podía salir mal, no sucedió. La cabeza se vuelve nuestro peor enemigo. Inventa mil narrativas de un “por que” no deberíamos hacer ciertas cosas. Pero debes ignorarla, debes darte cuenta de que te esta mintiendo, debes tomar acción sin importar lo que tu cabeza te diga.


debemos concentrarnos en lo que podemos hacer hoy.

Porque tomar acción a pesar de nuestros miedos es lo único que hay. Porque la acción lo cura todo. La acción determina el camino de nuestras vidas. La acción te hace darte cuenta de que esas voces, esos miedos, esas creencias limitantes, tan solo estaban en tu cabeza. No hay por que temerle a la vida. No hay por que no empezar ese proyecto. No hay por que no intentar cosas nuevas. No hay por que no hablarle a la mujer guapa recargada en la barra del bar.


Tenemos solo una vida.


Deja de hablar.


Toma acción.


Da un salto de fe.


Nunca sabes lo que podrás encontrar del otro lado.



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