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La genetica si influye, ¿y...?


Tu genética influye muchísimo en tus resultados físicos. Que descubrimiento, ¿no? Probablemente es algo que ya sabían. Todos tenemos a ese amigo a amiga (los odio, por cierto) que puede comer lo que sea, no mover un dedo, y tener más cuadritos que un wafle de Eggo.


Quejarte solo te quita energía que podrías estar usando en algo mucho más productivo.

En cambio, tú te comes una tortilla más de la que debías, y te encuentras una lonjita que juras no estaba el día anterior. No te explicas que fue lo que hiciste mal en esta vida para que un poder superior te castigara de esta manera. Y solo piensas lo injusto que es no poderte dar esa pizza.


No, no es justo. Pocas cosas en la vida lo son, pero déjame preguntarte algo ¿de qué te sirve quejarte?


Déjenme explicarles hacia dónde voy.


Si… te va a costar mucho más trabajo bajar de peso, marcarte o subir de músculo si es que tienes mala genética.

Si… te vas a tener que esforzar el doble en cada entrenamiento y vas a tener que comer mucho más sano que los demás si es que quieres obtener resultados.

Pero, por un momento, quiero que visualices a la persona que saldrá de esto.


tú te comes una tortilla más de la que debías, y te encuentras una lonjita que juras no estaba el día anterior.

Estoy convencido que la única diferencia entre la gente que obtiene lo que quiere y la que no, es que hacen las cosas, no porque quieran o se sientan motivados en ese momento, sino porque saben que lo tienen que hacer para obtener lo que están buscando. Se llama disciplina y esa se gana.


Por lo tanto, si tienes mala genética, imagínate la disciplina que debes desarrollar con tal de obtener resultados. Imagínate cuantos “No” darás a esos tacos del viernes o a ese pastel cumpleañero godin. Los “No” que tendrás que dar a esas desveladas y a esas cubitas con los amigos.


La disciplina se cosecha, y con cada victoria que obtienes al comer lo que debes e ir a entrenar cada día, crece al punto donde haces lo necesario para obtener lo que quieres. Así que considera tus opciones.


Einstein decía: “hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro.” Y me parece que aplica algo similar para todos nosotros.


Podemos ver todo como si fuera una injusticia de la vida, o podemos verlo como si fuera una oportunidad para crecer y ser mejores personas.


Cada vez que se te presente un problema, pregúntate ¿qué de bueno puedo sacar de esta situación? O, ¿qué habilidad voy a cosechar al resolverla?


Qué tal si te digo que el tener malos genes es una gran oportunidad para cosechar la disciplina que necesitas para conseguir lo que sea. Si eres capaz de resistirte a esos tacos e ir al gimnasio todos los días, te aseguro que puedes lograr lo que sea. Y si logras darle esta perspectiva a la vida, esta cambia por completo. O, puedes seguir yéndote por la fácil.


alguien más satisfecha y orgullosa de la vida que creo, no la que “le toco vivir”. 

Lo más fácil siempre será culpar tus circunstancias y no hacer nada al respecto. Culpar a tu genética por no tener el cuerpo que deseas. Culpar a este gobierno por no ganar suficiente dinero. Culpar a tus papas por cualquier trauma que tengas.


Pero ¿qué obtienes de eso? Ningún resultado, nada de lo que quieres, y remordimiento al no hacer nada al respecto es lo único que obtienes. Pero te aseguro algo, quejarte no te va hacer bajar de peso ni obtener el cuerpo que deseas. Quejarte no te dará el empleo, ni el dinero, ni el estilo de vida que tanto añoras.


Quejarte solo te quita energía que podrías estar usando en algo mucho más productivo. Energía que te podría estar acercando cada vez más a lo que buscas y deseas. Me parece que la alternativa suena un poquito mejor.


No, no es fácil. Es simple, pero no fácil. Cualquier cambio requiere sacrificio, disciplina, energía, y son pocas las personas que están dispuestas a pasar por eso. Pero sé, porque yo pase por lo mismo, que tienes todo lo necesario para hacerlo. El proceso toma tiempo, variando de persona a persona, pero vale la pena.


Se llama disciplina y esa se gana.

Pequeños cambios en tu perspectiva y hábitos producen grandes resultados en la vida. Comiencen con cosas pequeñas para cosechar la disciplina necesaria. Levántate de la cama a la hora que dijiste que lo ibas a hacer sin apretar 18 veces el botón de snooze. Vayan a entrenar, no porque estén motivados ese día, sino porque es lo que se prometieron a ustedes mismos que iban a hacer. Haz esas llamadas o manda esos mails todos los días para que levante el negocio.


Avancen cada día, aunque sea un pasito, y solo les pido esto.


Conviértanse en personas de acción. Háganse responsables de las circunstancias con las que tienen que lidiar y afróntenlas. Porque solo hay dos resultados, quedarte exactamente donde estas, o avanzar poco a poco hacia dónde quieres llegar.


Les aseguro que la persona que inicio la travesía no será la misma que salió. Alguien más fuerte, más segura y con mayores habilidades saldrá de todo esto. Y, por lo tanto, alguien más satisfecha y orgullosa de la vida que creo, no la que “le toco vivir”. 



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